miércoles, 23 de abril de 2008

LA PERSONALIDAD
(T. MILLON)

Se dice que la personalidad es como la huella digital, que es la peculiar manera de pensar, sentir, actuar y comunicarse que tiene cada persona. La personalidad puede definirse como “el conjunto de las formas relativamente consistentes de relacionarse con la gente y las situaciones que ponen un sello de individualidad en cada uno de nosotros” (Papalia, 1988).

Pero dentro de la formación y el desarrollo de la personalidad la herencia y ambiente interactúan para formar la personalidad de cada individuo. Esto proporciona valores esenciales únicos, creencias y necesidades que moldean la conducta, relativamente consistente, que presentamos ante el mundo.

Herencia, la constitución biológica del ser humano está estructurada en los genes que llevan en sí los rasgos que transmite la herencia. La estatura física, el atractivo físico, el género, el temperamento, la composición de músculos, y los ritmos biológicos son características que por lo general se considera que están, ya sea completa o sustancialmente, influenciadas por la herencia.

Ambiente, la influencia del ambiente constituye un factor moldeador de la personalidad. Es así que el desarrollo de la personalidad de un niño es influida por la situación familiar y el contexto sociocultural en que de desarrolla.

Por tanto, todo ser humano al nacer posee una personalidad “potencial”, en cuanto a que tiene los elementos básicos de la misma. Esta potencialidad comenzará a ser realidad cuando se inicie el desarrollo de ciertas características y capacidades, como trabajo intelectual, creatividad, conducta intencional, valores éticos, etc., que indican que los diversos elementos de la personalidad están funcionando con cierto nivel de organización. Para comprender mejor el concepto de personalidad, es preciso distinguirlo de otros relacionados con él, como temperamento y carácter.

El temperamento, consiste en la herencia biológica. Millon lo describe como el material biológico en bruto desde el cual la personalidad finalmente emerge. Se puede decir que incluye el sustrato neurológico, endocrino y bioquímico desde el cual la personalidad comenzará a formarse. El temperamento es el clima o medio interno, orgánico, y está en relación estrecha con nuestra vida afectiva. Sin embargo, también se acepta, de forma general, que los efectos intensos y permanentes del entorno pueden llegar a influir de forma importante en la formación del temperamento de cada individuo.

El carácter, término derivado de la palabra griega que significa “grabado”, se forma por los hábitos de comportamiento adquiridos durante la vida. Se refiere al conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han adquirido durante la vida y que dan especificidad al modo de ser individual. Junto con el temperamento y las aptitudes configuran la personalidad de un individuo.

La personalidad es la conjunción del temperamento y el carácter en una única estructura. La personalidad representa un patrón profundamente incorporado de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales manifiestos, que persisten por largos períodos de tiempo y son relativamente resistentes a la extinción.

Una personalidad normal y saludable puede ser concebida como «la capacidad de funcionar autónoma y competentemente, una tendencia a adaptarse al ambiente social efectiva y eficientemente, una sensación subjetiva de satisfacción y autosuficiencia y la capacidad de realizarse o de alcanzar sus potencialidades» (Millon, 1981, p. S).

El temperamento, puede ser considerado como una parte biológicamente determinada de la personalidad. Cada individuo se incorpora al mundo con un patrón distintivo de tendencias de respuestas y de sensibilidades. Parece ser que estas diferencias en los patrones de conducta sean más función de factores biológicos que de factores ambientales.

En otras palabras, estos patrones de conducta parecen ser biogenéticos por que se manifiestan antes de que la experiencia de aprendizaje post natal pueda influir en ellos.
Este fundamento biogenético de desarrollo de la personalidad será referido como temperamento.

El temperamento es definido más comúnmente como el material biológico desde el cual la personalidad finalmente emerge. Se puede decir que incluye el sustrato neurológico, endocrinológico y aún bioquímico desde el cual la personalidad comenzará a formarse.

viernes, 4 de abril de 2008

PSICILOGÍA DEL DESARROLLO

Conocida también como psicología evolutiva, es una parte de la psicología que estudia los cambios en el proceso de crecimiento y de maduración del hombre, tomando en cuenta los cambios psicológicos de cada etapa. Se interesa en explicar los cambios que tienen lugar en las personas con el tiempo, es decir, con la edad. Por lo tanto, la intención es ir buscando comprender la manera en que las personas perciben, entienden y actúan en el mundo y cómo eso va cambiando de acuerdo a la edad, ya sea por maduración o por aprendizaje

Etapas del desarrollo humano

Se dice que el desarrollo son los cambios que se dan en las personas, y dichos cambios pueden ser de las siguientes maneras:

- Cambios cuantitativos; cuando se refiere a la variación en el número o cantidad, como por ejemplo la estatura y el peso.

- Cambios cualitativos; ésta se presenta en el carácter, la estructura o la organización, como la inteligencia de la persona.

Generalmente se divide las etapas del desarrollo humano de la siguiente manera:

- Etapa prenatal; que abarca desde la concepción hasta el parto.

- Etapa de los primeros pasos; del nacimiento hasta los 3 años.

- Primera infancia; desde los 3 hasta los 6 años.

- Infancia intermedia; de los 6 hasta los 12 años.

- Adolescencia; considerado desde los 12 a 20 años.

- Edad adulta temprana; de los 20 a 40 años.

- Edad adulta intermedia; de los 40 a 65 años.

- Edad adulta tardía; que abarca desde los 65 años en adelante.

Estos son los diversos momentos evolutivos o de crecimiento en el hombre aceptados de manera generalizada por los psicólogos, estos suelen agruparse en tres grandes etapas de la vida:

- El desarrollo o crecimiento: Conocida como la primera edad, que ese da en dos momentos muy significativos: El de la infancia, que supone una total dependencia de sus padres. El de la postinfancia, que comprende la adolescencia o juventud, en donde se posee recursos suficientes para cambiar de forma autónoma.

- La estabilidad o madurez: Conocida como la segunda edad, comprende la realización en plenitud, con total autosuficiencia y con capacidad de autonomía, él es dueño de su destino y protagonista incluso de su propio cambio. Esta etapa supone, no solo la culminación del desarrollo corporal y fisiológico, sino también la plenitud mental, afectiva, volitiva, sexual y social. Pero no se debe considerar este momento como totalmente estable, porque, existen en él una primera década – de los 30 a 40 años – en que el dinamismo psicológico todavía conserva múltiples rasgos de la etapa juvenil. Cuando llega a la década central de su vida de los 40 a 50 años, en donde la autosuficiencia psicológica, social y moral, parece culminar con las grandes posibilidades que brinda la riqueza de la experiencia acumulada. Y culmina la madurez con la década en que esta experiencia apunta ya hacia cierta decadencia, que comprende de los 50 a 60 años.

- La ancianidad o el regreso final: Llamada tercera edad, se caracteriza por la deceleración de determinadas labores sociales y la estabilidad en aquellas operaciones afectivas e intelectuales que han sido distintivas de la vida de cada uno. En este periodo se presenta la decadencia, las facultades mentales y físicas se hacen lentas y torpes, y las opciones vitales se aminoran, comprende desde los 60 a 75 años.

En general estas clasificaciones se han elaborado de la concepción diversa que cada psicólogo ha tenido del concepto de estadio o etapa para referirse a las etapas del desarrollo del hombre. Por ejemplo nombremos a los siguientes:

- Sigmund Freud:

o Estadio anal, de1 a 3 años.

o Estadio Fálico, de 3 a 5/6 años.

o Fase de latencia, de 5/6 hasta la pubertad.

o Estadio genital, desde la pubertad.

- Jean Piaget:

o Periodo sensorio motor, de 0 a 6 meses.

o Periodo properacional, de 2 a 6 años.

o Periodo operacional concreto, de 6 a 12 años.

o Periodo operacional formal, de 12 a 16 años.

- Henri Wallon:

o Estadio de impulsividad motriz, de 0 a 6 meses.

o Estadio emocional, de 6 a 12 meses.

o Estadio sensorio motor, de 1 a 3 años.

o Estadio de personalismo, de 3 a 6 años.

o Estadio del pensamiento categorial, de 6 a 11 años.

o Estadio de la pubertad y de la adolescencia, apartir de los 11/12 años.

LA ADOLESCENCIA

La infancia era considerada en los primeros tiempos como la etapa decisiva en la configuración posterior de la personalidad y del destino del ser humano, luego de muchas investigaciones esta primera etapa de la vida, es considerada por los investigadores, la etapa de la adolescencia, al igual que la niñez como logro de la personalidad adulta.

La adolescencia comprende desde la pubertad hasta que la persona adquiere un status de adulto que le permite desenvolverse de forma automática y libre.

Toda la primera y segunda infancia, más lo que le suceda en esta etapa de la adolescencia determinará la personalidad del ser humano en formación.

La pubertad: momento en que el hombre y la mujer a llegado ha cierta madurez de sus órganos biológicos sexuales y en condiciones por lo tanto de reproducirse. El comienzo de la pubertad en las mujeres se inicia con la primera menstruación, en los hombres es un poco más difícil de determinar. Por lo tanto la pubertad se inicia de los 12 a13 años en las mujeres y de los 14 años en los varones con algunos cambios físicos notorios.

Algunos cambios que se producen en la adolescencia:

- Crecimiento en la estatura, peso y desarrollo de los sistemas musculares y óseos.

- Características sexuales primarias, órganos masculinos y femeninos, los cuales crecen y maduran durante este periodo.

- Desarrollo de los senos en las mujeres, ensanchamientos de los hombros en los varones, cambio de voz, etc.

- La primera menstruación en las mujeres.

- Los hombres presentan espermas en la orina, eyaculación nocturnas.

La sexualidad influye con fuerza en el desarrollo de la identidad, y tienen mucha importancia el tipo de sociedad y ambiente familiar donde se desarrolla para lograr actividades y comportamiento que no dañen su integridad en esta etapa de sensibilidad.

Características de la sexualidad en la adolescencia: En esta etapa el sujeto está sometido probablemente a las más fuertes compulsiones sexuales que experimentaran en toda su vida. A los adolescentes, según su propia expresión, les gustaría abrirse y ser franco con sus padres, pero no les gusta ser interrogados y coinciden que su actividad sexual es un asunto propio.

Lo sexual y lo sentimental, en el desarrollo de la personalidad del adolescente junto a sus fuertes impulsos sexuales juega un papel importante, el cambio profundo que experimenta con relación al componente sentimental.

Entre las otras características que se presentan en este periodo, es la fuerte búsqueda de su identidad y el logro del juicio de la realidad, los adolescentes adquieren pensamiento científico con su razonamiento hipotético y deductivo, el racionamiento lógico.

DESARROLLO PERSONAL

El desarrollo cognitivo; el adolescente descubre que la vida tiene muchas posibilidades más allá de su experiencia personal y el logro del juicio de la realidad. Es capaz de deducir conclusiones no solo basado en la realidad y tiende a valorar las ideas como agente de cambio social.

Desarrollo de la conducta social: la asertividad; las conductas asertivas consisten en expresar las necesidades, derechos u opiniones sin abasallar los derechos de los demás. Una persona asertiva manifiesta sus pensamientos y sentimientos en cada momento, la mirada o expresión facial corresponde con su expresión verbal.

Creencias e ideas irracionales; las creencias son ilusiones útiles que nos permiten manejar nuestaras experiencias, pero es preciso caminar hacia una instalación racional del mundo, racional es aquel que es evidente y coincide con la realidad, produce emociones moderadas y ayuda a conseguir los objetos propuestos. Las ideas irracionales son aquellas que producen emociones negativas e intesas, como los pensamientos acompañados de palabras como: horrible, espantoso.

RELACIONES INTERPERSONALES

A pesar de que todas las personas nos relacionamos y nos comunicamos diariamente, no siempre nos detenemos a reflexionar sobre la importancia de ello ni acerca de los problemas que se pueden presentar al respecto. Tal situación dificulta que tomemos medidas para mejorar nuestra forma de relacionarnos de una manera más positiva y creativa.

Todas las personas establecemos numerosas relaciones a lo largo de nuestra vida, como las que se dan con nuestros padres, nuestros hijos e hijas, con amistades o con compañeros y compañeras de trabajo y estudio. A través de ellas, intercambiamos formas de sentir y de ver la vida; también compartimos necesidades, intereses y afectos.

A estas relaciones se les conoce como relaciones interpersonales.

Lo que resulta increíble es que día a día, podamos relacionarnos con tantas personas considerando que, como dice el refrán, "cada cabeza es un mundo", con sus propias experiencias, sentimientos, valores, conocimientos y formas de vida.

Precisamente, en esa diferencia, reside la gran riqueza de las relaciones humanas, ya que al ponernos en contacto intercambiamos y construimos nuevas experiencias y conocimientos; pero en esa diferencia está también la dificultad para relacionarnos, pues tenemos que hacer un esfuerzo para lograr comprendernos y llegar a acuerdos.

Esto último no resulta tan complicado, si tomamos en cuenta que la mayor parte de las personas compartimos algunas ideas, necesidades e intereses comunes; por eso, decimos que las relaciones interpersonales son una búsqueda permanente de convivencia positiva entre hombres y mujeres, entre personas de diferente edad, cultura, religión o raza.

En ocasiones, nuestras diferentes formas de pensar y actuar nos pueden llevar a relacionarnos con desconfianza o a vivir conflictos, pero valorar a los demás, aceptar que hay diferencias entre una y otra persona y tratar de comprendernos, puede ayudarnos a superar estos obstáculos.

Tratemos a los demás como nos gustaría que nos trataran.

Cada uno de nosotros tenemos el derecho de elegir con quién nos relacionamos, cómo y cuándo. Tenemos también el derecho de esforzarnos para que nuestra relación con los demás sea lo mejor posible, sin perder nuestra dignidad.

¿Cómo nos relacionarnos?

Cuando nos relacionamos con los demás, esperamos reciprocidad, esto quiere decir que deseamos dar, pero también recibir; escuchar y ser escuchados, comprender y ser comprendidos.

Dar y recibir requiere seguridad y claridad de quiénes somos. Las dificultades están casi siempre relacionadas con la falta de valoración y apreciación que tenemos sobre nosotros mismos, o bien, con que no hemos aprendido a ver las cosas como "el otro" las ve y a respetar su punto de vista.

Si nos miramos con honestidad, podremos reconocer lo que nos disgusta de nosotros; como sentir rencor, enojo, envidia e incluso ser agresivos e irrespetuosos al relacionarnos con otras personas.

La aceptación y reconocimiento de nosotros mismos, nos puede ayudar a superar estas actitudes negativas y mejorar la relación con otras personas, es decir, la aceptación de los demás con sus cualidades y defectos, y a que surja la confianza en nosotros mismos y en los demás.

En ocasiones llegamos a pensar que si nos relacionarnos con gritos y golpes, lograremos que nos vean con estimación y autoridad. ¡Gran equivocación! Si nos queremos y respetamos a nosotros mismos, no podemos permitir relaciones basadas en la violencia.

La comunicación y las relaciones interpersonales

Uno de los aspectos más importantes de las relaciones entre las personas es la comunicación, ya que a través de ella logramos intercambiar ideas, experiencias y valores; transmitir sentimientos y actitudes, y conocernos mejor.

La comunicación nos permite expresarnos y saber más de nosotros mismos, de los demás y del medio en que vivimos.

Antes de que naciéramos, ya nos comunicábamos con nuestros padres al escuchar sus voces, sus movimientos y responder a ellos con movimientos dentro del vientre de nuestra madre y una vez que nacimos, nos comunicamos con nuestros balbuceos y primeras palabras, con nuestro llanto o con nuestras sonrisas.

La comunicación nos sirve para expresar lo que sentimos, lo que necesitamos y lo que pensamos de los demás, para entender el mundo que nos rodea y para ser escuchados; también, para conocer a las personas con las que nos relacionamos diariamente.

Para mejorar nuestra forma de relacionarnos y de comunicarnos, hay que conocernos bien: el valor que nos damos a nosotros mismos, qué tanto nos queremos, el respeto con el que tratamos a nuestra persona, así como preocuparnos por conocer y entender lo que piensan y quieren las otras personas.

Para relacionarnos... ¡necesitamos comunicarnos!

¿Existen diferentes formas de comunicarnos?

¡Por supuesto que sí! Nos comunicamos de manera verbal y no verbal.

La comunicación verbal es lo que decimos con palabras, de manera oral o escrita, y es una de las formas más importantes para relacionarnos y establecer contacto con otras personas.

La comunicación no verbal es lo que “decimos” a través de la mirada, los movimientos del cuerpo, los gestos; con el tono de voz, con nuestra actitud, con el contacto físico.

A veces la percibimos de manera más directa, porque se nos queda en la mente y llega por varios de nuestros sentidos. Un gesto puede decir más que mil palabras, porque se manifiesta espontáneamente.

Con quién nos relacionamos y comunicamos

Desde que somos pequeños, establecemos relaciones con las personas que nos rodean, pero existen relaciones en las que establecemos lazos más íntimos, como las que se dan con la familia, los amigos y amigas, y con la pareja.

La familia, es el primer grupo al cual pertenecemos, en el que aprendemos a expresarnos y desarrollamos la capacidad para comunicarnos, ya sea de manera clara y directa, distante y fría, confusa o indirecta, según lo hayamos visto y aprendido.

¿Cómo es la comunicación en tu familia?

Si nos desarrollamos en un ambiente donde existe violencia, es posible que aprendamos a relacionarnos y comunicarnos con miedo y agresión; si el ambiente es cálido y respetuoso, podemos sentirnos en libertad para decir lo que pensamos y sentimos. Sin embargo, recordemos que está en nuestras manos cambiar las formas de relacionarnos y comunicarnos.

Los amigos y amigas; en este grupo, casi siempre compartimos ciertos intereses e inquietudes, lo que nos permite tener más confianza, intercambiar ideas e identificarnos. A veces, los amigos y las amigas representan los hermanos o hermanas que hubiéramos querido tener; con ellos establecemos lazos profundos de afecto que nos mantienen unidos por un largo tiempo y desarrollamos un tipo de comunicación diferente al de nuestra familia. Por ejemplo, les confiamos nuestros secretos, nos ponemos “apodos” o sobrenombres y sabemos cómo se siente un amigo, sólo con ver la expresión de su cara.

Con los amigos y amigas podemos darnos confianza, intercambiar ideas e identificarnos.

Pareja; con la pareja, la relación que desarrollamos puede ser totalmente diferente a la que tenemos con la familia y los amigos. Al principio, tratamos de hacer el tono de voz amable y suave, la expresión de los ojos es diferente, nuestros movimientos corporales pueden decir que queremos una mayor cercanía física pues con todo esto estamos comunicando que deseamos estar con esa persona, conocerla y que estamos muy motivados para iniciar una relación.

Dificultades para comunicarnos y relacionarnos

A pesar del papel tan importante que tiene la comunicación en nuestra vida, no siempre se da de manera fácil. Por ejemplo, a veces al comunicarnos con personas con las que tenemos diferencias de edad, de sexo, de escolaridad, podemos pensar que no nos entienden, que no hablamos el mismo idioma; eso nos puede desanimar y hacer sentir incomprendidos, pareciera que hubiera una barrera para relacionarnos.

Estas diferencias, aparentemente nos separan "todo un océano", pero si lo pensamos bien y le sacamos provecho a lo que podemos aprender de los demás, lograremos transformar en beneficios esas limitaciones.

A continuación, presentamos algunas situaciones cotidianas que nos pueden dificultar la comunicación en las relaciones:

- Cuando no escuchamos al otro u otra con atención, puede pasar que al estar hablando con otra persona, no la escuchemos atentamente, por pensar en lo que queremos decir; entonces se pierde lo más importante de la comunicación: el intercambio de ideas.

- Cuando mandamos un doble mensaje y, por tanto, éste resulta contradictorio. En ciertas ocasiones, al comunicarnos, podemos decir algo agradable y otra cosa desagradable, o un reconocimiento y al mismo tiempo un comentario que descalifique a la persona con la que hablamos. Esto provoca confusión pues con frecuencia, sólo se queda grabado el mensaje desagradable.

- Cuando hacemos suposiciones sobre lo que piensa o siente otra persona. A veces creemos saberlo todo, entonces tendemos a suponer lo que siente y piensa el otro, y sacamos nuestras propias conclusiones. En estos casos, se pueden ocasionar malos entendidos, porque en realidad no le damos a la otra persona la oportunidad de comunicar lo que realmente quiere.

El comunicarnos con otra persona no significa que en todos los casos estemos de acuerdo, ya que cada quien tiene sus propias ideas, valores y experiencias; también es importante reconocer y respetar las diferencias.

Bibliografía

ALONSO, Ignacio, Ángel Alonso García, Psicología, Bachillerato, McGraw-Hill. Madrid- España. 1997.

Integrantes

Zabala Semani Aracely

Vargas Coca Lilian Yandira

Coca Flores Lia

Huanacuni Rapu Carolay

Choque Calizaya Maria Rosa

Apaza Rebeca

Yeguanoi Caguarer J. Gabriel

Ortiz Choré Wilver

Yapura Lopez Ronald

Lino Guasase Ebert